Hace unos días publiqué en redes sociales uno de esos mensajes a los que todo el mundo responde diciéndote lo maravillosa que eres y, mientras me daba mi particular baño de masas, pensé: ¿este tipo de mensajes los comparten también otros eneatipos o solamente los provocas si eres un dos? Porque me quedaba claro que, consciente o inconscientemente, yo lo había hecho buscando algo. Pues bien, precisamente de eso es de lo que quiero hablar en este post, de esa necesidad que tenemos los emocionales en general, y el eneatipo 2 en particular, de obtener valoración externa y de todo lo que hacemos para conseguirla. Básicamente porque si no la hay, entonces significa que no valemos nada. En mi caso, este es el mecanismo que he seguido siempre: Yo sé que valgo mucho pero no lo demuestro. Porque me enseñaron que presumir de lo que uno vale está mal, porque me convencieron de que mi valor tampoco era para tanto y porque a día de hoy debe de ser que aún no he reevaluado del todo esa
Esta mañana estaba haciendo ejercicio en casa y, mientras contaba abdominales, me puse a pensar en una amiga, en un mensaje que había leído en su Facebook, en que este fin de semana me contaban cómo estaba y en que lo que le pasa es algo muy típico de su eneatipo. Acto seguido, he pensado que cuando acabara las abdominales iba a buscar información de su eneatipo y se la iba a mandar porque seguro que la iba ayudar un montón. Incluso he dejado de hacer abdominales, total ya había perdido la cuenta, y me he sentado con intención de coger el móvil. Pero en vez de eso, me he quedado pensando sentada en la esterilla: Yo no he hablado con ella y sé lo que le pasa por boca de terceros, ¿a santo de qué le voy a mandar yo nada? El eneagrama es una herramienta que me sirve a mí , pero eso no significa que la ayude a ella. Así que otra vez, ¿a santo de qué le voy a mandar yo nada? Ella no me ha pedido ayuda , si me necesita lo hará o se la pedirá a quien quiera. O no la pedirá. Y ese no es mi te